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Tan poquita cosa...

  • Nefertar35
  • 6 oct 2007
  • 2 Min. de lectura

Ayer un amigo muy especial me decía que tenía que ser muy buena madre. Yo le contesté que no era lo que yo pensaba. Durante los primeros cinco meses de vida de mi hijo no me separé de él ni de día ni de noche, era como una parte más de mi cuerpo, me sentía muy unida a él y era tan poquita cosa, tan pequeñito… Después empecé a trabajar y todo cambió, con el horario que tengo apenas si lo veo dormidito. Todavía recuerdo el primer día que lo dejé en la guardería, se me saltaron las lagrimas cuando lo vi tan pequeñito, todavía gateaba, al lado de los otros niños mucho mayores que él. Ahora, encima, sólo está conmigo una semana, y aunque lo veo prácticamente todos los días, me queda la duda de si será lo mejor para él. Cuando está conmigo se pasa el tiempo reclamando atención y mimos, me imagino, o quiero imaginar, que es lo normal en todos los niños de su edad, pero el sentimiento de culpabilidad por no estar con él todo el tiempo que necesita me hace sentirme muy mal, siento que soy una madre muy egoísta…. Es lo que tiene esta vida moderna como diría mi suegra.

“Con las lluvias de invierno, con mis primeras canas, llegaste a mi vida niña del alma. Lo mismo que el levante vuelve loca las flores tu a mi me has vuelto loca, loca de amores. Por ti daría la vida, por ti bebo los vientos, por ti derrumbaría los pilares del cielo. Yo no he sentido nunca celos por nadie y ahora niña no quiero que a ti te roce el aire. Mi niña marinera la de los ojos negros, la de la piel morena, mi rosa de los vientos. La que me ha vuelto loco el corazón , la que me da la vida al despertar, la que cada mañana con una mirada me vuelve a llenar. Tan poquita cosa, eras tan poquita cosa, que te cogí entre mis manos como el que coge una rosa. Tan poquita cosa, siendo tu tan poca cosa, llenaste mi vida entera, igual que las mariposas llenan las primaveras. Yo no te conocía, solo te imaginaba yo contaba los días loca por ver tu cara y un canto de sirena sentí por dentro y solo una mirada, niña, basto para querernos. Mi norte, mi poesía, mi cruz y mi tormento, mi pena mi alegría , mis sentimientos. Y como ya te he dicho lo mismo que al levante tu a mi me has vuelto loca como a una amante. Mi niña marinera, la de los ojos negros, la de la piel morena, mi rosa de los vientos, la que me ha vuelto loco el corazón, la que me da la vida al despertar la que cada mañana con una mirada me vuelve a llenar. Tan poquita cosa…” Pasión Vega


 
 
 

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